Por no querer quedar mal con nadie

Peña Nieto ya presentó su propuesta de Reforma Energética. Como parte de su plan para dejar la marca de su gobierno, se animó a hacerle al valiente y al parecer está queriendo lograr lo que los demás no se animaron a hacer o simplemente no consiguieron… o al menos algo cercano a eso.

Peña Nieto ya presentó su propuesta de Reforma Energética. Como parte de su plan para dejar la marca de su gobierno, se animó a hacerle al valiente y al parecer está queriendo lograr lo que los demás no se animaron a hacer o simplemente no consiguieron… o al menos algo cercano a eso.

Reforma Energética

Porque el mismo día que la presentó, su Reforma Energética, por no querer quedar mal con nadie, quedó mal con todos menos con quienes ya lo apoyaban desde antes. No le gustó a la derecha (al PAN), no le gustó a los analistas financieros ni a la opinión internacional y, lo que ya sabíamos de sobra desde antes, no le gustó a la izquierda (PRD) tampoco, y en especial a AMLO.

Lo extraño es que para unos (el PAN y los analistas financieros) se quedó corta, y para otros (las izquierdas) se pasó. Y aquí está el punto ¿cómo puede la misma reforma energética obtener opiniones contrarias al mismo tiempo? La respuesta más simple es: EPN no quiso quedar mal con nadie. O sea, no es tan “aventado” como quiere parecer.

Rescatando ideas del pasado (alegue lo que alegue AMLO, pasado que ya pasó), en lugar de dar a conocer su propuesta de reforma con bases sólidas y más convincentes (sin necesidad de entrar a tecnicismos), EPN basó su discurso en la historia y en que “Lázaro Cárdenas así lo había planeado”. De nuevo, por querer quedar bien con una nación llena de mitos históricos, prefirió querer sonar históricamente heroico a convencer a los mexicanos de que ya no es lo mismo de antes y de que sabe de lo que habla (o de lo que hablan sus asesores).

¿Así cómo no quiere que AMLO sigua manteniendo ilusos a sus seguidores con las historias que les cuenta para que sigan siendo sus idealistas “pejezombies”? Bases como las que EPN da a conocer para soportar sus decisiones dejan mucho que desear y agujeros para que la oposición lo ataque fácilmente.

Al final la Reforma Energética presentada por Peña Nieto, igual que las demás, son solo intentos de comenzar a tapar los agujeros que se han hecho en el pavimento de gobiernos mexicanos malacostumbrados a no saber gobernar, a despilfarrar los recursos y a no tener visión de largo plazo. EPN quiere no ser ese tipo de presidente… pero tampoco se anima a comenzar a deshacerse del viejo pavimento. En parte porque no puede, claro… y en parte porque no se anima.

No puede porque a pesar de lo que pregone López Obrador, el mundo no es perfecto y todos los sueños guajiros que en teoría son excelentes para el desarrollo de México, no podrían aplicarse en el mundo real así como así, y mucho menos en poco tiempo. Eso es lo que AMLO y parte de la izquierda quiere hacer pensar (y hace pensar) a sus seguidores, pero solamente contándoles su lado idealista de la historia.

A esta reforma energética le falta mucho. Al final EPN no quiso meterse en camisa de once varas… y por querer mantenerse neutro quedó mal con los que de plano quieren la privatización del petróleo (los del PAN y sus seguidores interesados en hacer negocios antes que otra cosa) y los del PRD y AMLO (interesados en seguir aferrados al pasado y a sus propios sueños guajiros). Posiblemente eso es bueno, porque está tratando de encontrar un punto medio… pero la manera en que se la quiere dar de neutro pero con explicaciones que dejan mucho que desear, no da muy buena espina.

Aunque lo más probable es que con ese plan de reforma que propone, Peña Nieto no sea tampoco el “vendedor del petróleo” a los extranjeros que pregonan algunos que será. El petróleo mexicano de cualquier manera ya es un recurso del que Estados Unidos saca mucho provecho debido a la mala administración de parte de nuestro gobierno… unos cuantos cambios en la manera de meterse a hacer negocio a México no harán mucho la diferencia.

Lo que haría la diferencia es reestructurar toda la manera de trabajar interna de Pemex y CFE, y ponerle un alto a personas de las que siempre ha dependido el progreso de los recursos energéticos de nuestro país, como el al parecer intocable líder sindical de Pemex, Romero Deschamps. Qué casualidad que la reforma de EPN, así como no quiere privatizar el petróleo, tampoco toca temas relacionados con el sindicato.

Sin duda en la política primero vienen los intereses políticos y luego (si no encuentran conflicto entre ellos) las decisiones racionales en pro del progreso colectivo.  Y así va a seguir siendo por mucho tiempo. Para bien o para mal.

Lo que sí es cierto es que no hay que creerle ni a los de un extremo ni a los del otro. Si otra cosa prueba las reacciones a una reforma energética neutra, es que a quienes no les gusta es a quienes solamente quieren jalar para su lado por sus propias razones (sean estas verdaderas o simplemente ilusiones). La realidad y lo mejor para el país lo más probable es que se encuentre en medio. Pero se necesita un poco más de conocimiento, seguridad y liderazgo para encontrarlo y aprovecharlo.

El petróleo no durará para siempre y, contrario a lo que nos digan, difícilmente será más barato, sino todo lo contrario. México puede aprovechar que tiene sus propias reservas y sacarle todo el jugo posible… pero son sólo eso: reservas. El oro negro es lo que nos mantiene hoy, pero hay muchos más temas en los que se debe estar invirtiendo para mañana. Pero intenten enseñarle a un político mexicano algo de geología… o de inversión a futuro. Suerte.