Ah, qué nuestras izquierdas

Lo que muchos veíamos venir, aunque hasta entre sus mismos seguidores se engañaban a sí mismos de que de eso no se trataba, ya sucedió: AMLO va sólo, o mejor dicho, con su Morena. Sí, esa tan auto-publicitada asociación civil que varios de …

AMLO Morena

Lo que muchos veíamos venir, aunque hasta entre sus mismos seguidores se engañaban a sí mismos de que de eso no se trataba, ya sucedió: AMLO va sólo, o mejor dicho, con su Morena.

Sí, esa tan auto-publicitada asociación civil que varios de sus mismos miembros, cuando repartían su publicación, aseguraban no tenía que ver con partidos políticos ni lo pretendía. Esa asociación civil que, a pesar de lo que saltaba a la vista, se empeñaba en querer hacer ver a la gente que ellos eran “un movimiento aparte” de la política, precisamente así como lo mismo que siguen proclamando los #Yosoy132.

Esa asociación civil que ponía a Andrés Manuel prácticamente como el salvador de la patria (y para algunos fanáticos inclusive como más que eso, seguramente), independientemente de los partidos izquierdistas a los que representaba. El chiste era competir aunque sea a la par de los gastos publicitarios adelantados de Enrique Peña Nieto y la publicidad sobre sus logros que le gustaba según él disimular a Felipe Calderón.

Si de todos modos la competencia iba a ser desleal, pues AMLO también se aseguró de tener su respaldo político que podía disimularse como otra cosa. Nadie le alega eso. No podrían. Sin embargo el punto siempre sigue siendo el fanatismo con el que muchos de sus seguidores defienden hasta lo indefendible, como lo es el presente, claramente planeado desde hace tiempo, del movimiento Morena: ser un partido político izquierdista más.

Utilizando parte de las técnicas que lo hicieron fuerte en sus comienzos en el PRI de Tabasco, AMLO se ha asegurado de conseguir y mantener su propio rebaño con miras a seguir compitiendo aunque sea solo ya que, quienes sabemos un poquito, esperábamos que a los partidos que lo apoyaban, especialmente el PRD, el peso de tanta terquedad política personal les iba a hacer mella tarde o temprano. Y les hizo.

La división esperada
En cuanto supieron que López Obrador ya se separaba, las grandes cabezas de la izquierda (y quienes de una u otra forma son competencia política de AMLO dentro de la misma izquierda) dejaron de defender tan aferradamente a la mejor arma que habían tenido (AMLO), y se pusieron prácticamente a las órdenes de Peña Nieto, aunque, especificaron “institucionalmente”. Y decir que solo unos días antes de su “sesión” de Morena en el Zócalo uno de los “Chuchos” aseguró públicamente no saber nada de lo que AMLO planeaba.

¿Para qué tanto show entonces? ¿Para qué tantas declaraciones de las cuales de muchas ya no se quieren acordar? Después de que AMLO era casi Dios para ellos, ¿ahora resulta que todo era político y ahora no hay problema y hay que cambiar con los otros? ¿No que la izquierda es diferente? Si ya saben que así funciona la política mexicana (para bien o para mal) ¿para que intentar disimular lo obvio?

Ah, se me olvidaba que para andar en esos menesteres lo primero que se necesita es, como dicen, una gran concha. Salvo contadas excepciones, claro. Pero no se quieran agarrar de ahí a quienes les quedó el saco: esos son muy pero muy pocos… y de esos, muchos terminan dejando de ser de esos pocos para convertirse en parte del resto. La cruda y llana realidad. El humano, y más el político, no es tan complejo como muchos quieren pensar.

¿Quieren otra prueba? Jesús Zambrano, Alejandro Camacho, Dolores Padierna, René Bejarano, Ricardo Monreal, Silvano Aureoles, Miguel Barbosa, Manuel Granados, Camerino Márquez Madrid… brillaron por su ausencia en el acto que dio AMLO en el Zócalo. ¿No que muy compas?

“No se trata de una ruptura, me despido en los mejores términos. Me separo de los partidos progresistas con mi más profundo agradecimiento a sus dirigentes y militantes… con el PRD estamos a mano y en paz”, dijo López Obrador. Obvio. Tanto el PRD se sirvió del carisma de AMLO como AMLO se sirvió de la estructura del PRD. Ambos ganaron… pero de igual forma ambos no podía seguir ganando juntos. Digamos que llegaron al predecible punto en el que ya no se aguantarían, y que se sabía desde hace mucho.

“¿No que no, jovenzuelos?”
Y para finalizar este post, la conexión entre AMLO ya #YoSoy132 ya es casi oficial con las declaraciones de un consejero del PRD de nombre Hilario García Valdés, quien aseguró que María Luisa Alcalde Luján (quien tomó la palabra en el evento de AMLO como dirigenta jóven de Morena y es hija de la secretaria de “Honestidad Valiente” de AMLO, Bertha Luján) dirige en la Universidad Iberoamericana del Distrito Federal las redes de “Morena”.  Además, también según el mismo consejero, Miguel Torruco Márquez, el “Secretario de Turismo” del fallido gabinete de AMLO, a través de su hijo, el joven Miguel Torruco, canalizó recursos al nombrado plantel escolar y su movimiento.

Aunado a lo anterior, Hilario García Valdés dijo al reportero Felipe Rodea: “#YoSoy132 estaba perfectamente establecido para aparecer en la lucha postelectoral, pero se adelantó porque AMLO no se movía en las encuestas”. (Diario “La Razón”, 08/08/12).

¿Qué les dije? Apartidista nunca ha sido.

Si bien no tiene el dinero del PRI o el poder del PAN, AMLO sabe muy bien como mantener su base de simpatizantes de otras maneras (incluyendo sus propias técnicas turbias). Al fin y al cabo su “mercado” tiende por naturaleza a seguir a figuras con sus características.

Muy bien, pero, insisto, ¿para qué la auto-mentira?